En todo el centro de Cusco, los cimientos de la mayoría de las casas son de origen inca. Estas paredes, compuestas de piedras muy grandes, incrustadas unas en otras de manera notable, a menudo están decoradas con esculturas como cuerpos o cabezas de serpientes, o protuberancias que emergen de las piedras. El ejemplo más bello y mejor conservado está en la calle Hatunrumiyoc, un poco detrás de la catedral: es la famosa piedra de las doce esquinas. Está perfectamente integrada con todas las demás piedras que la rodean, sin dejar ni una sola pulgada de espacio vacío: esta técnica arquitectónica es realmente muy impresionante.